Alberto Galindo

LA GRAN LECCIÓN

Una de las mayores lecciones de magia de toda vi vida. Empezaré diciendo que mi experiencia en concurso a penas duró uno par de minutos, un par de minutos que fueron auténtico oro y que cambiará absolutamente mi forma de ver y estudiar la magia.

Pero vamos por partes, a finales del 2022 surge la oportunidad de presentarse a un concurso de magia. Se celebra en la cuidad de Jerez de la Frontera (Cádiz), es la primera vez que lo organizan, acudiran muchos magos de la zona y de otras partes de España. Habrá un jurado compuesto entre otros, por grandes artistas entre los que figuran la gran Lola Mento y Juan Luis Rubiales.

Seis colgados y a su vez socios de nuestra querida asociación de magia El Chop Club nos armamos de valor y al lio! nos vamos a Jerez para concursar. 

Hablaré como es lógico de mi propia experiencia, la cual como ya adelanté, fue un antes y un después en mi vida mágica. Una vez resuelto el tema papeleo, inscripciones y demás cuestiones, comienza el trabajo sobre la rutina de concurso, al comienzo fue bastante divertido y fascinante de preparar…»Esto por aquí, ahí meto esto otro….», unas ganas increíbles de decir «AQUÍ ESTOY YO», pero a medida que iba pasando el tiempo, cierto inconformismo interno y esa sensación de que algo no está todo lo fino que a uno le gustaría, iba invadiendo poco a poco todo.

El tiempo corre…ya falta menos y esto no se porque, pero ya no me gusta tanto y ahora nada me sirve, nada me parece lo suficientemente bueno, no se que demonios pasa, si yo soy muy bueno! nada mas lejos de la realidad… pasé de creer que dominaba muchas cosas a un gran síndrome de impostor.

Todo empieza a tambalearse, pero no es momento de achantar y preparo mi rutina, bastante exigente técnicamente, hay que tirar para adelante, así que llegó el día, viajo para Jerez de la Frontera, con muchos nervios pero a la vez una sensación dentro que…. no sabría explicar en ese momento, algo no iba bien. 

El día del concurso ya estaba todo el pescado vendido, la rutina estaba en dedos, pero…¿es suficiente o hacen falta más cosas? ese «run run» no cesa sino que crece y se apodera de la situación. Preparamos sonido, imagen y puesta en escena, yo ya estoy ausente, no me gusta nada la situación, nada es como lo había imaginado en mi cabeza, nada me cuadra, ni tan siquiera mi imagen, sorteamos el orden de aparición en el concurso, soy segundo, la suerte está echada.

Llegó el momento, sala repleta de gente, presentación y sale el primer concursante, los nervios están mas que presentes, cierro los ojos un instante y escucho…»con todos vosotros desde Madrid, Alberto Troncolega!».

Salgo y ahí estoy yo, miro a la mesa (la postura para actuar, por temas técnicos, no era la ideal, así no lo había ensayado…) da igual, adelante! comienzo con la presentación y primeras sensaciones, no son malas del todo, empieza el baile de cartas en mis manos y de repente…un pequeño «descuadre» a penas imperceptible, pero todo cambia, ahora si, lo veo todo claro y tenía que ser justo en ese momento.

Paro  y durante unos segundos pienso…»¿qué hago aquí? ¿esto es lo que yo quería?, ¿es auténtico?, ¿lo siento mío?», de repente miro al frente, es como si yo no fuera capaz de gobernarme me a mi mismo, me deslumbran las luces, solo veo sombras y a penas puedo intuir al jurado y de repente salen las palabras desde lo mas profundo de mi interior.

«Lo siento, no voy a continuar con la rutina, no puedo, prefiero dejar este tiempo para los demás, lo siento mucho pero no voy a continuar, muchas gracias a todos» .

Una vez pasada la tormenta, porque es necesario ese tiempo de duelo, de no entender absolutamente nada, de pasar por los pensamientos de dejarlo todo y demás ideas catastróficas, mas dignas de una película dramática de la televisión un domingo de sobremesa…empecé a darme cuenta de lo sucedido, de lo que realmente había pasado, algo que parece evidente pero que no ves hasta que no sucede algo como esta experiencia, sintiéndome realmente afortunado por haberla vivido.

Dejé pasar de largo infinidad de elementos que componen un acto mágico de estas características, tales como la ORIGINALIDAD, VERACIDAD, IMAGEN, CHARLA, CONSTRUCCIÓN, COHERENCIA, entre otras muchas mas, sino me crees, puedes escuchar la conferencia del gran Miguel Ajo acerca de los concursos y verás…no solamente es tener cierta técnica y ya, la magia es un arte y por lo tanto no puede reducirse solamente al «engaño» (gracias Gabi Pareras).

Gracias a esta experiencia y al hombro incondicional de muchos amigos (soy muy afortunado), comenzó una nueva etapa de estudio mágico desde una perspectiva totalmente diferente y más que enriquecedora, empecé a estudiar MAGIA. No se si algún día volveré a concursar, lo que si tengo claro es una cosa, es que si lo hago, será una experiencia absoluta y radicalmente diferente, gracias a mi GRAN LECCIÓN DE MAGIA.

Millones de gracias Faustino Palmero, Luis Otero, Miguel Ajo, a todos y cada uno de los socios de El Chop Club y amigos del Acueducto mágico de Madrid.

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